En esta era digital, escuchar música es una actividad que no tiene límites ni lugares específicos. Sin embargo, hace cientos de años estos mecanismos eran inimaginables, pues la posibilidad de llevar la música con nosotros nació en los años sesenta.
Exactamente en 1963 la marca Philips inventó el cassette, en 1979 Sony lanzó el Walkman y a raíz del boom de los Compact Disc (CD) se inventaron los Discman. La industria de audio nos sorprendió en 1995 con la llegada del reproductor MP3 para finalmente dar paso al desarrollo del formato MP4 que popularizó Apple con la creación del iPod.
Lo que hoy nos parecería rústico, en aquellos tiempos eran milagros de la ciencia. No obstante, antes de llegar a los cassettes, CD, DVD, Blue-Ray, entre otros sistemas, existieron el fonoautógrafo, el fonógrafo, el gramófono y los tocadiscos.
El Fonoautografo, el fonografo y el gramofono
El fonoautógrafo es considerado como el primer dispositivo que permitió grabar sonido. Fue inventado por Édouard-Léon Scott de Martinville en 1857, quien a través de este artefacto registró por primera vez algunas ondas sonoras sobre papel ahumado. El gran problema era que, paradójicamente, podía grabar sonido pero no reproducirlo.
Este primer sistema intentó imitar las técnicas fotográficas en el arte de capturar sonidos. Se sabe que, al principio, el fonoautógrafo de Édouard-Léon Scott de Martinville llamó la atención de distintos medios de comunicación y de importantes científicos. No obstante, al no poder reproducir sonidos auditivamente, su artefacto fue olvidado y dejado de lado por el interés público. Pese a todo, se dice que al inventor verdaderamente no le interesaba reproducir sonidos y que, en efecto, solo quería concentrarse en el estudio de la fijación de la grafía que marcaban los sonidos sobre el papel.
Posteriormente, en 1877, el célebre inventor estadounidense Thomas Alva Edison concretó uno de sus artefactos más ambiciosos: el fonógrafo. Aunque originalmente estaba ideado para guardar momentos familiares, pronto se le dio múltiples usos, como grabar música y reproducirla. En efecto, las ondas sonoras se transformaban en mecánicas vibraciones que removían un punzón especial sobre un cilindro con una gruesa capa de cera con microsurcos. El fonógrafo podía grabar hasta 2 minutos de contenido, siendo su reproducción máxima de 50 veces hasta desgastarse. Hace 143 años, exactamente el 21 de noviembre de 1877, Thomas Alva Edison oficializó la creación de su primer fonógrafo, siendo el primer tema interpretado mediante este aparato la tonada popular Mary had a little lamb (“María tenía un corderito”).
Aquel invento se perfeccionó y, en 1887, el ingeniero alemán Emile Berliner patentó el gramófono, sumándose a la familia de los primeros aparatos de registros sonoros y musicales. A diferencia del fonógrafo, que se grababa en cilindros huecos, el gramófono introdujo al mercado los discos planos, más sencillos de guardar y transportar. Puede afirmarse que estos constituyen los antecedentes de los clásicos discos de vinilo y de los discos compactos.
A inicios del siglo XX aconteció la llamada “Guerra de formatos” de la historia de la música: Thomas Alva Edison versus Emile Berliner, el primero con su fonógrafo y cilindros y el segundo con su gramófono y discos. Cada uno fue perfeccionando su respectivo artefacto, aunque quien finalmente venció fue Berliner en los años 1910. A partir de allí, el gramófono se comercializó rápidamente, además de los discos propios para este sistema.
Los tocadiscos
En el siglo XX se empleó la electricidad para revolucionar y perfeccionar la tecnología del registro musical. Inicialmente se aplicó a los gramófonos, facilitando la escucha de las grabaciones y mejorando su calidad.
En 1925 aparecieron los tocadiscos, muy populares en su época, pues permitieron que toda persona pudiera acceder a una gran variedad de canciones y reproducirlas en sus hogares, disfrutando de sus intérpretes y géneros musicales preferidos. Un tocadiscos es un sistema de reproducción sonoro de la clase electromecánica analógica, que utiliza la misma tecnología del fonógrafo, aunque sustituyendo el cilindro por el disco. El tocadiscos también fue conocido como tornamesa, giradiscos o fonochasis.
A lo largo del siglo XX se fue mejorando el disco y, de los primeros formatos de pizarra, vulcanita y caucho, se llegó a la laca Shellac y el vinilo. El vinilo halló su sistema estándar gracias al descubrimiento del microsurco, donde se reducía el espacio que ocupaban las grabaciones y permitía mejorar su calidad. Así, en 1948 apareció el primer disco LP (long play o de larga duración). Por ende, los discos de vinilo -también denominados discos gramofónicos- son un mecanismo de almacenamiento de sonido de tipo analógico en formato de disco de policloruro de vinilo. Este se estría en una forma espiral modulada. Como se puede apreciar al reproducir un disco, el surco comienza cerca del contorno y termina en su centro.
Tanto fue el gusto por este sistema de grabación musical que en 1970 comenzaron a comercializarse discos con llamativos colores amarillos, rojos, verdes, transparentes, entre otros. Se solían vender con el rótulo de “Edición limitada. Solo para coleccionistas”.
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