Suele creerse que un músico es un ser virtuoso por naturaleza que solo requiere del cultivo de su talento artístico. Sin embargo, muchos analistas como Pierre Bourdieu se han mostrado en contra de la mistificación del artista, precisando que son seres ‘comunes’ y erráticos que deben buscar un estilo de vida de acuerdo a su rubro. Así, al analizar las biografías de varios artistas y los diferentes estudios científicos, se permite concluir que no solo basta con el don para tener un rendimiento sobresaliente, sino que se necesita de otros factores importantes.
Existe una serie de hábitos saludables que contribuyen al mejoramiento técnico del músico y que le favorecen en el desarrollo de múltiples habilidades. Hábitos donde se encuentran una alimentación especial, el establecimiento de un horario funcional de ensayos, la práctica de determinados ejercicios físicos y deportes, además del estudio de teorías sobre la música.
Una alimentacion especial
Un músico no puede tener una alimentación corriente. Su ritmo de vida y la clase de habilidades que desea explotar requieren de nutrientes muy específicos. Un músico necesita potenciar sus reflejos, por lo tanto, la alimentación es clave. Según los expertos en nutrición de SUNDT, las frituras y grasas ralentizan la actividad cerebral y comprometen los reflejos. Mientras que, por el contrario, el consumo de cítricos y las verduras altas en vitamina K estimulan el cerebro y permiten agilizar los movimientos corporales.
Para las fechas de conciertos y otras presentaciones, se recomienda que los músicos ingieran pastas o alimentos que proporcionen la suficiente fuente energética sin provocar pesadez. Desde la revista científica Neurology también se sugiere que, antes de un espectáculo, el músico ingiera 40 gramos de chocolate negro al 90 %.
Horario funcional de ensayos
Aunque el artista confíe plenamente en sus virtudes, no significa que debe olvidar el cultivo de su técnica. Lo ideal es que el propio músico establezca un horario de ensayos que le funcione plenamente, que no sea interrumpido por otras actividades y que le permita utilizar prudentemente su tiempo.
Uno de los casos a resaltar es el de Mozart, quien solía escribir en una libreta las actividades que realizaría cada día. Dentro de estas actividades incluía socializar y dictar clases. Para la composición de sus obras separaba doble turno.
No se debe confundir el ensayo metódico según un horario establecido con un ensayo obsesivo. Ejemplos como los de Beethoven no son recomendables de seguir, pues desde antes de los diez años ensayaba compulsivamente —incluso en las madrugadas— debido a la presión de su padre, perdiendo amistades y oportunidades de socialización.
Ejercicios y deportes de resistencia
Es innegable que un músico requiere de resistencia y de perfecta coordinación psicomotriz. Aunque los ensayos permiten el perfeccionamiento de la técnica del intérprete, existen ejercicios y deportes que pueden contribuir a la destreza y el desenvolvimiento del artista.
Por ejemplo, para trompetistas, saxofonistas o similares, se recomiendan ejercicios que fortalezcan el sistema respiratorio. Estudios de la Universidad de Cambridge precisan que deportes como el running, la natación y los pilates fortalecen el circuito de la respiración, además de regular el ritmo cardíaco.
El tema del ejercicio en la vida del músico no es asunto menor. Según investigaciones de la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir, el 76 % de los músicos padecen o han padecido problemas físicos que les han frustrado tocar sus instrumentos con normalidad. Las investigaciones también concluyen que hay instrumentos muy asimétricos —como la flauta travesera, la viola o el violín— que ocasionan descompensaciones musculares en los intérpretes.
Lectura de historia y teoria de la musica
Usualmente se cree que un músico solo alcanza cierto grado de adiestramiento en su arte cuando ensaya constantemente. Se cree que la única relación que debe existir para lograr la perfección es la del músico y su instrumento. Sin embargo, según análisis de la UNAM, un artista alcanza un nivel más alto de interpretación musical cuando genera el hábito de la lectura. En especial, de la lectura de historia y teoría de la música.
No han sido pocos los grandes genios de la música que dedicaron parte importante de sus itinerarios a la lectura. Casos como los de Beethoven o Lizst son célebres. Otro ejemplo interesante es el de Tchaikovski, quien programaba varias horas de su día para leer, aparte de teoría musical, ensayos de filosofía y la Biblia.
Tchaikovski solía manifestar que no se debían ignorar los textos sobre música, pues allí residían la historia y los conocimientos que se habían venido forjando sobre el arte musical. La teoría musical permite desarrollar una mayor sensibilidad sobre los temas a interpretar. Paco de Lucía decía que se debe entender en qué contexto y en qué formas fue concebida una canción para que se pueda ejecutar con el sentimiento correcto, transmitiendo un mensaje apropiado en cada nota.