Antes de comenzar a hablar de la música clásica japonesa debemos decir que Japón posee una de las culturas más impresionantes del mundo. A lo largo de los siglos, los nipones han logrado establecer en el imaginario colectivo muchos elementos de su comunidad. Sin embargo, para las sociedades occidentales, la música clásica o folclórica del país asiático todavía no goza de suficiente reconocimiento como sí lo tienen sus series animadas o su teatro.
Con el propósito de saber un poco más sobre la música clásica de Japón, a continuación se abordarán algunos aspectos históricos y otras características distintivas de esta expresión artística.
Definicion e Historia
La música clásica japonesa, folclórica o tradicional del Japón recibe el nombre de hougaku. Este folclor musical no se limita a unas pocas vertientes, sino que abarca una serie de géneros con minuciosas particularidades. Es crucial no confundir hougaku con ongaku. Este último término no se refiere a la música folclórica japonesa en especial, sino que es la palabra que engloba todo tipo de música.
Según estudios del etnomusicólogo Horacio Curti, los inicios de la música tradicional de Japón se dieron con la conjunción de canciones populares y las meditaciones budistas. En efecto, sería entre los siglos VI y VIII donde se construirían las bases para los principales ritos musicales de Japón. Asimismo, comenzaron a destacar incipientes danzas y otras manifestaciones artísticas. Entonces, se entiende como hougaku la música autóctona del país nipón surgida del pueblo y de la influencia zen.
Con los años y los múltiples cambios socioculturales, la música clásica japonesa empezó a adquirir nuevos y numerosos matices. Inspirándose en el shoumbo (canto de monjes budistas en ceremonias especiales), los músicos incorporaron arreglos vocales de corte religioso. Esto llegó a las clases altas de Japón, quienes optaron por estilizar las canciones tradicionales y amalgamarlas con el teatro. Uno de los géneros teatrales preferidos por la aristocracia fue el Noh, caracterizado por sus tópicos dramáticos, sus máscaras y sus escasos instrumentos. Asimismo, el Noh requiere de abanicos para individualizar el rol de los personajes.
Pero no solo el teatro aristocrático se nutrió de la música tradicional, sino que también se fueron modificando otras manifestaciones culturales. Prueba de ello es el gagaku, el cual contiene varios subgéneros donde se resaltan: el bugaku, con bases instrumentales que se suelen acompañar con danzas lentas, y el kangen, que es meramente instrumental y sin participación vocal.
Consuetudinariamente, la música clásica de Japón también se divide en cuatro categorías en base a su temática. Se procura hacer las distinciones entre canciones religiosas, canciones sobre el trabajo, canciones festivas y canciones infantiles.
Caracteristicas e Instrumentos
La música clásica de Japón tiene bastantes diferencias con la música clásica occidental. En las composiciones de Tchaikovsky o Beethoven se perciben fases y ejecuciones prácticamente matemáticas. Sin embargo, en las composiciones niponas hay predominancia de los intervalos para la respiración en lugar de las pautas matemáticas.

Sabes como suena la música clásica de Japón
Otra característica resaltante es su falta de armonía en los acordes. Básicamente, las secciones melódicas pueden ocurrir en distintos momentos de la canción, uniéndose solo en las cadencias. Por otro lado, a diferencia de la música occidental, las composiciones no están totalmente preparadas antes de su ejecución. En la música japonesa hay varios instantes para la improvisación y los arreglos sobre la marcha. Cabe señalar que la música clásica de Japón permite la ininterrumpida sucesión de nuevas ideas. La complejidad y estética de la canción terminará dependiendo del virtuosismo de los intérpretes y del mensaje que quieran transmitir con sus arreglos.
Como se había puntualizado previamente, la música clásica japonesa abarca múltiples estilos y géneros. Sin embargo, en la mayoría de temas se puede detectar una estructura base de tres momentos o partes: el momento introductorio (espacio donde se otorga más libertades para la improvisación), el momento de ruptura (aquí se exige más pericia para las armonías) y el momento rápido (instante de mayor aceleración).
Los instrumentos de cuerdas, vientos y percusión son prioritarios en los temas clásicos. La mayoría son de maderas como el bambú y tienen pequeñas decoraciones con mensajes espirituales.
Entre los principales instrumentos de cuerdas se resaltan: el shamisen (laúd de tres cuerdas), el koto (cítara autóctona de 13 cuerdas) y el biwa (laúd de origen chino con cuatro o cinco cuerdas, muy popular en el estilo gagaku). Mientras que los instrumentos de vientos más usados son: el shakuhachi (flauta de bambú con cinco agujeros, habitual en la meditación zen), el hocchiku (flauta vertical hecha de bambú) y el shinobue (flauta transversal de bambú).
Finalmente, algunos de los instrumentos de percusión más empleados por los intérpretes son: el mokugyo (bloque de madera que se golpea con un palo y usado en la música budista), el shime-daiko (pequeño tambor que se toca con palos) y el kane (pequeño gong aplanado).